Bárbara es una joven ballena que vive en las profundas aguas del océano. A veces, le gusta nadar hasta la superficie y hacer enormes saltos para ver el mundo exterior.

Un día, al amanecer, Bárbara escuchó el canto de una bella ave llamada Beatriz. Intrigada, Bárbara se acercó a la superficie y vio a Beatriz posada en un iceberg.

¡Hola, Bárbara! - exclamó Beatriz - ¡Ven a jugar conmigo alrededor de este iceberg!
Las dos nuevas amigas comenzaron a girar y jugar alrededor del iceberg, riendo y disfrutando de la compañía mutua.
Tras jugar, ambas se sentaron a descansar. Beatriz picoteó suavemente el lomo de Bárbara, mientras la ballena emitía un suave canto. Juntas, compartieron historias de sus vidas en el mar y en el aire.

Esa tarde, Bárbara le ofreció a Beatriz un delicioso bocado de plancton. La ave, en cambio, compartió unas bayas que había encontrado en tierra.

Sabes, Bárbara - dijo Beatriz mientras picoteaba su comida - Tienes razón. El mar y el cielo pueden ser muy diferentes, pero ambos están llenos de maravillas y amigos.
Ambas se miraron y rieron, prometiendo volver a encontrarse al día siguiente.
Al anochecer, Bárbara regresó a las profundidades del océano, pensando en su nueva amistad. Mientras tanto, Beatriz voló de regreso a su nido, esperando con ansias el próximo encuentro con la ballena.

Desde ese día, cada amanecer, Bárbara y Beatriz se encontraban para jugar y compartir aventuras, demostrando que las amistades pueden nacer en los lugares más inesperados. ¡Y todo gracias a un canto al alba!