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Nina y el nido de neblina
En un rincón norteño, donde la noche duraba casi todo el día, vivía Nina, una niña de cabellos negros como la noche y ojos brillantes como estrellas. Cada mañana, Nina se adentraba en el bosque para recolectar nueces y frutos para su familia.
Un día, mientras paseaba cerca de un antiguo nogal, Nina notó un peculiar nido colgando de una de las ramas más altas. Este nido, en lugar de ser de ramitas y hojas, parecía hecho enteramente de neblina y destellos nacarados.
Movida por la curiosidad, Nina comenzó a trepar el nogal. Al alcanzar el nido, una nube de neblina la envolvió, y de repente, se encontró en un mundo completamente nuevo: un reino nocturno, con castillos de nubes y ríos de estrellas.
Aterrada pero intrigada, Nina se encontró con las criaturas nativas de ese lugar: los Nómadas Nocturnos, seres hechos de sombras y destellos estelares. Le explicaron que el nido era un portal entre su mundo y el de Nina, y que solo se abría cada mil años.
Los Nómadas, al darse cuenta de la pureza de Nina, le pidieron ayuda. Su reino estaba en peligro, amenazado por un nefasto ser que quería apagar todas las estrellas. Nina, con valentía y usando su ingenio, logró vencer a la criatura y salvar el reino nocturno.
En agradecimiento, los Nómadas le ofrecieron la oportunidad de quedarse, pero Nina decidió regresar a su hogar. Al salir del nido, se encontró de nuevo en el nogal, pero algo había cambiado: solo habían pasado unos minutos en su mundo.
Nina bajó del árbol, guardando en su corazón el secreto del nido de neblina. Aunque nadie en su aldea creyó su historia, cada noche, Nina miraba al cielo, sonriendo al recordar su aventura en el reino de las estrellas.
Preguntas para "Nina y el nido de neblina"
Un día, mientras paseaba cerca de un antiguo nogal, Nina notó un peculiar nido colgando de una de las ramas más altas. Este nido, en lugar de ser de ramitas y hojas, parecía hecho enteramente de neblina y destellos nacarados.
Movida por la curiosidad, Nina comenzó a trepar el nogal. Al alcanzar el nido, una nube de neblina la envolvió, y de repente, se encontró en un mundo completamente nuevo: un reino nocturno, con castillos de nubes y ríos de estrellas.
Aterrada pero intrigada, Nina se encontró con las criaturas nativas de ese lugar: los Nómadas Nocturnos, seres hechos de sombras y destellos estelares. Le explicaron que el nido era un portal entre su mundo y el de Nina, y que solo se abría cada mil años.
Los Nómadas, al darse cuenta de la pureza de Nina, le pidieron ayuda. Su reino estaba en peligro, amenazado por un nefasto ser que quería apagar todas las estrellas. Nina, con valentía y usando su ingenio, logró vencer a la criatura y salvar el reino nocturno.
En agradecimiento, los Nómadas le ofrecieron la oportunidad de quedarse, pero Nina decidió regresar a su hogar. Al salir del nido, se encontró de nuevo en el nogal, pero algo había cambiado: solo habían pasado unos minutos en su mundo.
Nina bajó del árbol, guardando en su corazón el secreto del nido de neblina. Aunque nadie en su aldea creyó su historia, cada noche, Nina miraba al cielo, sonriendo al recordar su aventura en el reino de las estrellas.
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