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Zuri, la zorra y el zafiro zen
En la zona más alejada del bosque Zafirino, vivía Zuri, una zorra astuta y curiosa. Siempre había oído hablar del misterioso "Zafiro Zen", una piedra preciosa que concedía la paz interior a quien la poseyera.
Zuri decidió que quería ese zafiro más que nada en el mundo. Comenzó su búsqueda en la zona alta del bosque, entre las raíces zigzagueantes y las zonas sombreadas.
Un día, en su travesía, conoció a Zeno, un zorzal que cantaba melodías zen. Zeno le dijo: "El zafiro no se encuentra, se siente. Es un estado de paz, no una piedra".
Sin embargo, Zuri siguió buscando. Pasó por zonas zigzagueantes, cruzó ríos con zambullidas audaces y escaló la montaña Zeta. Finalmente, en una cueva oculta, encontró una piedra azul brillante: el Zafiro Zen.
Emocionada, Zuri tomó el zafiro y esperó sentir la paz prometida. Pero nada cambió. Desconcertada y cansada, regresó al bosque Zafirino.
Allí, se sentó al lado de Zeno, quien comenzó a cantar una melodía serena y relajante. Al escucharla, Zuri sintió una calma y paz que nunca antes había experimentado. Finalmente comprendió las palabras del zorzal.
El verdadero "Zafiro Zen" no era una piedra, sino el estado de tranquilidad y armonía que se encuentra en nuestro interior y en las pequeñas cosas que nos rodean.
Preguntas para "Zuri, la zorra y el zafiro zen"
Zuri decidió que quería ese zafiro más que nada en el mundo. Comenzó su búsqueda en la zona alta del bosque, entre las raíces zigzagueantes y las zonas sombreadas.
Un día, en su travesía, conoció a Zeno, un zorzal que cantaba melodías zen. Zeno le dijo: "El zafiro no se encuentra, se siente. Es un estado de paz, no una piedra".
Sin embargo, Zuri siguió buscando. Pasó por zonas zigzagueantes, cruzó ríos con zambullidas audaces y escaló la montaña Zeta. Finalmente, en una cueva oculta, encontró una piedra azul brillante: el Zafiro Zen.
Emocionada, Zuri tomó el zafiro y esperó sentir la paz prometida. Pero nada cambió. Desconcertada y cansada, regresó al bosque Zafirino.
Allí, se sentó al lado de Zeno, quien comenzó a cantar una melodía serena y relajante. Al escucharla, Zuri sintió una calma y paz que nunca antes había experimentado. Finalmente comprendió las palabras del zorzal.
El verdadero "Zafiro Zen" no era una piedra, sino el estado de tranquilidad y armonía que se encuentra en nuestro interior y en las pequeñas cosas que nos rodean.
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