Ursula no era una urraca común y corriente. Mientras la mayoría de las urracas coleccionaban objetos brillantes, Ursula coleccionaba... ¡sombreros!

En el pueblo, todos los animales se sorprendían al ver a Ursula volar con un nuevo sombrero cada día. "¡Mira!", gritaba Ubaldo el búho, "¡Ursula lleva un sombrero de fiesta hoy!"

Un día, un pequeño ratón llamado Uriel se acercó a Ursula y preguntó: "¿Por qué coleccionas sombreros?"

Ursula giró sobre sus patas y dijo: "¡Porque cada sombrero cuenta una historia! Algunos me recuerdan la playa, otros el campo, y algunos incluso fiestas y celebraciones."

Uriel, asombrado, decidió compartir la historia. Pronto, todos los animales querían escuchar sobre los viajes y aventuras de Ursula a través de sus sombreros.

Pero un día, Ursula apareció sin sombrero. Todos los animales se preocuparon. "¿Qué pasó?", preguntó Uva, la ardilla.

"¡Ay!", suspiró Ursula, "He perdido mi sombrero favorito, uno que contaba la historia más especial de todas."

Uriel, queriendo ayudar, propuso: "¡Hagamos una búsqueda! Estoy seguro de que entre todos podremos encontrarlo."

Después de una larga búsqueda, no fue un animal, sino el viento, quien trajo el sombrero de vuelta. Se posó suavemente en la cabeza de Ursula, como diciendo: "Aquí tienes, no lo pierdas de nuevo."

Ursula, con lágrimas en los ojos, agradeció a todos. "No solo recuperé mi sombrero", dijo, "sino que también descubrí lo maravilloso que es tener amigos que se preocupen por ti."

Preguntas para "Ursula, la urraca única"