En un pequeño pueblo lleno de colores y tradiciones, vivía Xavi, un xoloitzcuintle con una particularidad: le encantaba tocar el xilófono. No era algo común ver a un perro con tal habilidad, por lo que rápidamente se hizo famoso en el pueblo.

Todos los días, al caer la tarde, Xavi se situaba en la plaza central y comenzaba a tocar melodías suaves y armoniosas con su xilófono. Los niños se reunían alrededor, escuchando atentos y bailando al ritmo de la música.

Un día, un comerciante extranjero llamado Xavier visitó el pueblo. Al escuchar el talento de Xavi, le propuso ir de gira por el mundo, asegurándole que sería un éxito y que todos querrían escucharlo tocar.

Xavi estaba emocionado con la idea y rápidamente aceptó la oferta. Junto con Xavier, viajó a ciudades lejanas, tocando su xilófono y deleitando a multitudes con su música.

Sin embargo, a medida que pasaba el tiempo, Xavi comenzó a extrañar su hogar. Las luces y el ruido de las grandes ciudades no se comparaban con las serenas tardes en la plaza de su pueblo.

Decidiendo que ya había viajado lo suficiente, Xavi le pidió a Xavier regresar a casa. Al volver, fue recibido con una gran fiesta en su honor. El pueblo había extrañado mucho sus melodías.

Desde aquel día, Xavi continuó tocando su xilófono en la plaza, pero con una nueva canción: una que hablaba de aventuras lejanas, pero también del amor por su hogar y su gente.

Preguntas para "Xavi, el xoloitzcuintle que tocaba el xilófono"