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Wendy, la ballena que susurraba a las olas
En las aguas azules y profundas del océano, Wendy, una ballena jorobada, tenía una habilidad muy especial: podía susurrar a las olas y estas le obedecían.
Una mañana, mientras nadaba junto a su amiga Wilma, una mantarraya, Wendy susurró y las olas comenzaron a formar patrones en la superficie, creando un espectáculo deslumbrante de luces y sombras. Wilma se asombró, "¡Eso es increíble, Wendy!".
"No es nada", sonrió Wendy con modestia. Pero su secreto no permaneció oculto por mucho tiempo. Las noticias se propagaron por todo el océano, y pronto, peces, tortugas y delfines vinieron a ver a la ballena que podía hablar con las olas.
Un día, un pequeño pulpo llamado Wally se acercó a Wendy con una petición. Su hogar, una cueva submarina, había sido bloqueada por rocas caídas. Wally le preguntó si podría usar su habilidad para mover las olas y liberar la entrada.
Wendy asintió y se concentró. Susurró a las olas y estas comenzaron a chocar con fuerza contra las rocas. Después de varios intentos, ¡las rocas se movieron y el hogar de Wally fue liberado!
Agradecido, Wally invitó a Wendy y a todos sus amigos a una fiesta en su cueva. Hubo bailes, juegos y muchas risas.
Con el tiempo, Wendy entendió que su don no solo era para mostrar, sino también para ayudar. Y aunque disfrutaba mostrando su habilidad, lo que realmente la hacía feliz era usarla para hacer el bien.
Preguntas para "Wendy, la ballena que susurraba a las olas"
Una mañana, mientras nadaba junto a su amiga Wilma, una mantarraya, Wendy susurró y las olas comenzaron a formar patrones en la superficie, creando un espectáculo deslumbrante de luces y sombras. Wilma se asombró, "¡Eso es increíble, Wendy!".
"No es nada", sonrió Wendy con modestia. Pero su secreto no permaneció oculto por mucho tiempo. Las noticias se propagaron por todo el océano, y pronto, peces, tortugas y delfines vinieron a ver a la ballena que podía hablar con las olas.
Un día, un pequeño pulpo llamado Wally se acercó a Wendy con una petición. Su hogar, una cueva submarina, había sido bloqueada por rocas caídas. Wally le preguntó si podría usar su habilidad para mover las olas y liberar la entrada.
Wendy asintió y se concentró. Susurró a las olas y estas comenzaron a chocar con fuerza contra las rocas. Después de varios intentos, ¡las rocas se movieron y el hogar de Wally fue liberado!
Agradecido, Wally invitó a Wendy y a todos sus amigos a una fiesta en su cueva. Hubo bailes, juegos y muchas risas.
Con el tiempo, Wendy entendió que su don no solo era para mostrar, sino también para ayudar. Y aunque disfrutaba mostrando su habilidad, lo que realmente la hacía feliz era usarla para hacer el bien.
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